Con el paso cansino y tranquilo, como quien no tiene apuro en llegar, suele andar y desandar los caminos ´ña Elmira llevando y trayendo las cosas que el quehacer cotidiando requiere de ella. A veces son algunos atados de leña que servirán de abrigo en las noches de invierno para sus "polluelos", cuatro niños de corta edad que suelen potrear por las montañas y los cerros del lugar. Otras veces, lleva agua del pozo o leche de cabra recién ordeñada, o quizás algo de comida cosechada por sus propias manos.
Allí esta la madre, la matrona, ña Elmira, con su paso de suave andar...
lunes, 11 de mayo de 2009
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